La casa se mantendrá libre de moho si mantiene la calefacción a esta temperatura.

Con el otoño acercándose y las facturas de energía aumentando nuevamente a partir de octubre, muchos hogares se hacen la misma pregunta: ¿cómo mantener la casa lo suficientemente cálida para evitar el moho sin disparar los costos?
El moho y la condensación no sólo estropean la pintura y dañan el yeso, sino que también pueden suponer graves riesgos para la salud.
Las viviendas húmedas se asocian con problemas respiratorios, irritación de la piel y, en el peor de los casos, enfermedades crónicas. Pero los expertos afirman que una estrategia de calefacción adecuada, junto con unos sencillos hábitos , puede marcar una gran diferencia.
Según Energy Saving Trust, lo ideal es mantener la temperatura de las viviendas entre 18 °C y 21 °C durante los meses más fríos. Cualquier temperatura inferior a 15 °C-16 °C puede provocar condensación en paredes y ventanas frías, lo que puede provocar rápidamente manchas de humedad y la aparición de moho.
Los expertos en energía también enfatizan que, incluso si prefiere un termostato más alto, bajarlo ligeramente puede ahorrar dinero sin aumentar el riesgo de moho. Bajarlo tan solo un grado puede reducir su factura en aproximadamente un 10 %, lo que supone un ahorro potencial de unas 90 libras al año en Gran Bretaña.
La ciencia es simple: el aire caliente retiene más humedad que el aire frío. Cuando ese aire húmedo toca una superficie fría, como una ventana, una pared o incluso un espejo, se condensa en gotitas. Si no se limpian las gotitas, las esporas de moho se arraigan.
Por eso los dormitorios, baños y cocinas son zonas de mucho calor. Tareas cotidianas como cocinar, ducharse y secar la ropa añaden litros de agua al aire. A menos que la humedad se escape, se adhiere a las superficies e inicia el ciclo de la humedad.
Algunas formas económicas de prevenir la condensación son:
Deshumidificadores: Estos absorben la humedad del aire antes de que se asiente. Los modelos pequeños pueden costar tan solo £25 y son especialmente útiles si seca la ropa en interiores.
Ventilación: Abrir las ventanas durante tan solo 15 minutos puede ser útil, aunque es más complicado en invierno. Es fundamental usar extractores de aire al cocinar o ducharse.
Secado de ropa: Si es posible, seque la ropa al aire libre o en una habitación bien ventilada. Evite colocar la ropa mojada directamente sobre radiadores, ya que liberan mucha humedad.
Calefacción inteligente: Mantener una temperatura constante es mejor que encender y apagar la calefacción constantemente. Un calor constante evita la formación de condensación.
Si ya has detectado manchas de moho, no te preocupes: existen métodos eficaces y económicos para eliminarlo. Puedes aplicar una solución de lejía diluida (una parte de lejía por cuatro partes de agua) con un paño o esponja para limpiarla. El vinagre blanco mezclado con agua también funciona como un eliminador de moho natural y es seguro para usar en telas.
Los influencers de limpieza también recomiendan el peróxido de hidrógeno, aplicado con papel de cocina para impregnar las zonas problemáticas. Con un precio inferior a 10 libras la botella y un tratamiento que cuesta solo unos céntimos, es una de las soluciones más económicas disponibles.
Para casos difíciles, se pueden adquirir aerosoles antimoho en tiendas, algunos con un precio de tan solo 25 peniques. Pero si el moho se extiende más allá de una pequeña zona o reaparece, quizás sea hora de llamar a un profesional . Dependiendo de la magnitud del trabajo, su eliminación puede costar entre 200 y 400 libras por habitación.
Daily Express