En el umbral del tiempo en Cermodern: 'El futuro que desaparece, paisajes recordados' con Şeniz Aksoy

Esta exposición, que coincide con el 15.º aniversario de Cermodern, no es simplemente la aventura personal de un artista; en mi opinión, es un intento de remedir el tiempo a través de la pintura. El paisaje en los lienzos de Şeniz Aksoy no es solo una imagen pasajera; es un espacio de memoria que nos atrae, desplegándose capa a capa. Esa vasta extensión evoca las palabras de Etel Adnan: «El verdadero espacio de la pintura es el espacio de la memoria». El pincel de Aksoy se mueve en un espacio intersticial donde se entrecruzan la naturaleza y la tecnología, la figura y lo abstracto, la velocidad y la anticipación. Nosotros también nos encontramos en ese espacio intersticial: como si evocáramos un recuerdo antes de experimentarlo; como si escucháramos una despedida sin decirla.
LA PERSPECTIVA DE AKSOY: EL VIENTO, LA VELOCIDAD Y EL RASTRO DEJADO ATRÁSLa sensación que impregna toda la exposición es, para mí, la del estado de "devenir" traducido a la pintura. La pincelada sugiere un proceso, no un resultado fijo. Trazos amplios, arcos sinuosos, ritmos abruptamente interrumpidos... Los lienzos se superponen como capas geológicas; a veces una franja roja lo atraviesa todo, a veces un oscuro tono cobalto se cierne sobre el horizonte. Este lenguaje invita no solo a los fenómenos naturales, sino también a la velocidad de la época a entrar en la imagen. Aunque intuimos la sombra del futurismo, el objetivo de Aksoy no es un elogio técnico de la velocidad; es establecer un equivalente pictórico de nuestra percepción acelerada.
Creo que lo significativo de estas pinturas reside en la audibilidad simultánea de la mirada que contempla el mundo desde arriba y la respiración de un viajero que pasa por él. El lienzo blanco, a veces descubierto, actúa como un puente que conecta las dos pinturas, proporcionando pistas sobre las escenas anteriores y posteriores. Así, el «paisaje» deja de ser una mera representación geográfica; se convierte en una geografía del tiempo.
LA INTERSECCIÓN DE ESTE Y OESTEAksoy aborda la tradición paisajística desde dos perspectivas: la introspectiva de Oriente y la perspectiva extrovertida de Occidente convergen en estos lienzos. Por un lado, vórtices, rompientes de nubes y líneas discontinuas que recuerdan la corteza terrestre; por otro, recordatorios arquitectónicos, franjas que evocan pistas y rutas de vuelo... Todas estas capas no nos obligan a una única interpretación; al contrario, nos invitan a observar en lugar de a "leer". Observar también es aquí una forma de pensar.
IMÁGENES TECNOLÓGICAS, SEÑALES DE DESPEDIDAUno de los trasfondos de la exposición son los objetos voladores. La imagen, antaño importante, de aviones, coches y naves espaciales se ha convertido gradualmente en una metáfora de despedida para Aksoy. Ni completamente aerodinámicos ni completamente fantásticos, son actores generados por la lógica interna de la pintura, que "llevan la historia". A veces aparece una figura solitaria al borde de una pista, a veces una sombra surcando los carriles; todo apunta a esa extraña época en la que el futuro se escribe al revés.
Elijo uno de los grandes lienzos de la exposición. Una vasta base blanca está cubierta con capas de azul ultramar y grafito oscuro. Una franja roja atraviesa la composición; no sé si es una vía de tren, una pista de aterrizaje o un corte en el horizonte; creo que son todas ellas. Este rojo pulsa la pintura. Los arcos arremolinados de azul oscuro y azul claro a su alrededor son como ondas sonoras: no registran algo que se acerca, sino algo lejano pero que aún resuena en el oído.
Las pinceladas son rápidas pero no descuidadas, definiendo claramente la dirección del movimiento. Bandas oscuras, dibujadas de derecha a izquierda, entrecruzan las capas grisáceas del fondo. Esto sugiere que el paisaje es más que solo la parte superior: hay una costra bajo la superficie; un dolor que se eleva desde las grietas. En algunas zonas del lienzo, la pintura se diluye deliberadamente; estos huecos, que revelan la textura subyacente, hacen que la sensación de incompletitud forme parte de la composición.
Observar esta pintura durante largo rato me deja dos sensaciones: primero, una sensación de dirección: la mirada sigue la franja roja adondequiera que la lleve. segundo, resistencia: los vórtices azules quieren absorber al rojo, el rojo quiere atravesarlos. Es precisamente aquí donde surge ese "momento decisivo" que encuentro tan a menudo en las pinturas de Aksoy: el futuro es un cúmulo de posibilidades, el pasado una narrativa en constante cambio. La pintura transmite ambas simultáneamente.
Uno de los elementos poderosos que nos cautiva en la obra de Aksoy es el constante cambio de la perspectiva. A veces miramos desde arriba, como desde un dron, a veces nos situamos en el lugar de la figura solitaria al borde de la pasarela. Esta fluidez también se asemeja al ritmo del mundo digital actual: una imagen se abre tras otra; un mapa, un vídeo, un canal de noticias, una ventana de chat… Las pinturas visualizan esta misma sensación de "secuencia", pero sin caer en la estética de un vídeo acelerado, preservando la lentitud de la imagen.
¿POR QUÉ AHORA?Esta exposición, en consonancia con el 15.º aniversario de CerModern, sitúa a la institución en un umbral, mirando hacia el futuro. Los lienzos de Aksoy conjugan el debate ecológico, el aliento de la velocidad tecnológica y la vibración invisible del duelo individual. El paisaje, más que una representación romántica de la naturaleza, se construye como un espacio de nuestro destino compartido. Aquí, el "futuro" se desvanece en la distancia, pero al mismo tiempo, el "paisaje recordado" nos conecta con él. Porque recordar no es simplemente mirar atrás, sino escribir hacia adelante.
Al despedirme, me quedo con esta frase: Las pinturas de Aksoy no son representaciones del mundo; son formas de transmitirlo. A medida que el viento cambia de dirección, también lo hace la dirección del pincel. En este cambio, vemos la cara del recuerdo, que mira hacia el futuro.
“La exposición podrá visitarse todos los días en Cermodern hasta el 26 de octubre de 2025”.
Cumhuriyet