De los arrozales al viñedo: paisajes llenos de sabor en el Delta del Ebro

Mientras los arrozales se preparan para la siega y las viñas entran en vendimia en el Delta del Ebro, este rincón de Tarragona se transforma en un destino donde el paisaje, la gastronomía y la tradición van de la mano. Atrás quedaron los días de calor intenso y tardes de toalla y sombrilla. Es el momento de ver los campos cambiar de color, probar menús donde el arroz es el rey y descubrir actividades al aire libre sin aglomeraciones ni prisas.

Cada otoño, cuando los arrozales están listos para la cosecha, Amposta celebra la Fiesta de la Siega, una cita que recupera la forma más tradicional de recoger el arroz: a mano, con herramientas antiguas y carros tirados por animales. El primer fin de semana de octubre, los visitantes pueden ver demostraciones en directo y revivir cómo se hacía todo antes de que llegaran las máquinas.

Pero esta fiesta no se queda solo en lo visual. Coincide con las Jornadas Gastronómicas del Arroz, en las que una decena de restaurantes de la zona proponen menús especiales donde este cereal es el protagonista, desde los entrantes hasta el postre. Una excusa perfecta para saborear el Delta… cucharada a cucharada.

Aunque el arroz manda en el Delta, muy cerca, en la comarca de la Terra Alta, el vino entra en su mejor momento. Las bodegas están en plena vendimia y muchas abren sus puertas para enseñar cómo se trabaja la uva, ofrecer catas entre cepas y mostrar un paisaje que nada tiene que ver con la llanura deltaica.

Aquí, las viñas se enroscan en colinas suaves, el clima es más seco y la uva garnacha reina en los tintos y blancos. Si te animas a combinar paisajes, puedes empezar el día entre arrozales y terminarlo brindando en una terraza con vistas a los viñedos. Porque en esta parte de Tarragona, cada producto tiene su paisaje... y su temporada.

Otoño aquí no suena a despedida, es el momento perfecto para saborear el territorio. Con menos turistas y más producto local, este rincón de Tarragona invita a pasear, probar, saborear y descubrir que entre arrozales y viñedos también se viaja con los cinco sentidos.