Terapia sin filtro, la inmersión de Harrison Ford en el universo televisivo de la que nadie habla

Los tiempos de las series que veía todo el mundo pasaron. Algunos fenómenos televisivos masivos siguen generando rentas, pero su relevancia actual es sólo la sombra de la que fue. Hace unos días, Norman Reedus y Melissa McBride, miembros fundadores del universo televisivo The Walking Dead, se dieron un baño de multitudes en Madrid. Pero las cifras de visionados de Daryl Dixon, la serie en la que Reedus y McBride están ahora, ni se acercarán a las cumbres de The Walking Dead. Estas, a su vez, ni soñaban con los 50 millones de espectadores norteamericanos del final de M.A.S.H. o los más de 40 de Cheers, Dallas o Seinfeld.
Hoy la industria de la TV compensa esas cifras locales y simultáneas (recordemos: entonces sólo había una oportunidad para ver los episodios) con métricas más o menos fiables sobre cuánto se ve una serie en todo el planeta. Cuando Canción triste de Hill Street o Friends arrasaban en la tele tradicional, ésta ya tenía un modelo de negocio rentable. El ecosistema de plataformas ya opera, en principio, con superávit, pero hasta el año pasado solo Netflix daba beneficios contables. Le va la vida en ello, pues su único negocio es hacer series y películas y que las veamos, mientras que para algunos de sus competidores la creación y distribución de contenidos es solo un negocio más. Los 1.000 millones de dólares de pérdidas de Apple TV+ en 2024 indican hasta qué punto es la mascota de otro negocio mayor: los dispositivos.
Con un catálogo más bien escaso pero con unos cuantos éxitos de nicho, Apple TV+ se planta en la ceremonia de los Emmy de 2025 con dos series como favoritas: The Studio y Separación. La comedia Terapia sin filtro, con su segunda temporada, también está nominada. Una de sus nominaciones es para -redoble de tambores- Harrison Ford. El legendario actor es candidato como actor secundario por su personaje en esta simpática ficción sobre psicoterapeutas. Ford, pionero en tantas cosas, llegó tarde a la fiebre de las series y las plataformas. Creíamos que su salto a la televisión se vería como un cambio absoluto de paradigma. Pero cuando eso ocurrió, no pasó nada.
El ya octogenario mito es ahora parte del universo de Taylor Sheridan (Yellowstone) en las dos temporadas de 1923 y también uno más en las dos entregas de Terapia sin filtro. Verlo ahí, entre Jason Segel y Jessica Williams (que son actores estupendos, pero no son Harrison Ford porque nadie es Harrison Ford) es extraño. Y sin embargo, sus chistes son mejores porque los hace él, su presencia eleva la serie y, de paso, Apple TV+ envía un mensaje muy claro: nos sobra tanto el dinero que podemos permitirnos tener a Harry en un personaje secundario en una comedia que no nos importa que solo vean cuatro gatos.
Esto también tiene truco: casi todas las series ahora las ven cuatro gatos. O mejor dicho, las ven muchos gatos, pero su distribución global es tan dispersa que es probable que a tu alrededor tengas gente que ni conozca las series que tú ves. Gente que no sabe que hay series con Harrison Ford. Hace 30 años, sólo mencionando la aparición estelar de Ford uno podía casi garantizar audiencias estratosféricas para un episodio. En 1993 apareció fugazmente en un capítulo de Las aventuras del joven Indiana Jones. Recuerdo perfectamente aquel episodio.
Terapia sin filtro se deja ver, por cierto. Es graciosa, está bien hecha y sale -redoble de tambores- Harrison Ford.
elmundo