Queridos LGBTQ: ¿podríamos ser un poco más silenciosos?
La próxima mala palabra del año debería ser "LGBTQ". Y no solo porque sea un trabalenguas. Lesbianas, gays, bisexuales, transgénero y queer: personas cuya orientación sexual se desvía de la norma heteronormativa. ¡No tengo nada en contra de ellos! Que hagan lo que quieran y vivan como les plazca. ¿Pero quizás podrían ser un poco más discretos?
Hay varias razones por las que se expresan tanto: Primero, son una minoría. Las minorías necesitan alzar la voz para ser escuchadas. Además, es cuestión de tiempo: vivimos en una era de susceptibilidad, en la que casi todos se ven como víctimas y les gusta presumir de ello con pomposidad y quejas, generalmente con la expectativa de que alguien se disculpe públicamente.
Es casi insoportable la intensidad con la que nos bombardean a diario con temas LGBTQ, ya sea en televisión o en otros medios: desde los disparates gramaticales sobre el género hasta las parejas queer en casi todas las series de máxima audiencia. Los promotores de la comunidad LGBTQ en las cadenas y en otros medios se olvidan de la mayoría: aproximadamente el 88 % de los alemanes son heterosexuales, el 49 % vive en familia y el 75 % no tiene antecedentes migratorios. Quizás, para variar, deberíamos pensar en ellos, independientemente de lo que piense la élite moralista.
Cualquiera que esté molesto con el autor estará condenado a que lo despierten a las tres de la mañana y a repetir "ElDschiBiTiKiu" mil veces, hasta que la monstruosidad salga de sus labios. Entonces, añadirá un punto extra y empezará de nuevo.
Die welt