Cefalea pediátrica: ¿por qué les duele la cabeza a los niños?
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Aunque las cefaleas se suelen asociar a los adultos, los datos refieren que entre un 75% y un 90% de los niños sufren algún episodio de cefalea a lo largo de su infancia. Y un 20% de niños y de adolescentes de entre 4 y 18 años indican haber tenido episodios de cefalea frecuentes o severos en el año previo.
Es decir, los niños sufren dolores de cabeza con bastante frecuencia. De hecho, según la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP) la cefalea es un motivo de consulta muy frecuente en edad pediátrica. Y lo es en las consultas de pediatría de atención primaria, pero también en la de neuropediatría y en urgencias pediátricas.
Entre las causas más habituales se encuentran los procesos infecciosos y febriles, como gripe, amigdalitis, o sinusitis. Es decir, las que se deben a un trastorno definido. Son las denominadas cefaleas secundarias o sintomáticas. Pero también están las primarias, que no tienen un trastorno definido causante.
De entre estas últimas, “las más importantes y frecuentes son la cefalea tensional, y la migraña con todas sus variantes: con aura, sin ella, síndromes periódicos relacionados, etc.”, asegura el neuropediatra y portavoz de la SENEP, Ramón Cancho Candela. Los datos de prevalencia de ambos tipos de cefaleas refieren que al menos un 10% de los niños las padecen.
Qué motiva estos doloresEl experto afirma que “no puede decirse que estas cefaleas tengan habitualmente causas únicas o específicas; más bien se deben a una combinación de factores genéticos, ambientales y emocionales”. En lo que se refiere a la migraña, Cancho apunta a que “el componente de predisposición genética es fuerte, pero suelen aparecer ante desencadenantes relacionados con estrés, cambios hormonales, problemas de sueño, ciertos alimentos, y precipitantes ambientales como luz brillante o cambios de temperatura”.
Por otro lado, en la cefalea tensional “pesan en particular los factores psicógenos y ambientales: el estrés emocional y físico, la fatiga, y los problemas de sueño están en la base, por lo que precipitantes secundarios relativos a estilo de vida son importantes: problemática escolar, uso excesivo de pantallas o falta de ejercicio”, dice el neuropediatra.
Diferencias con la de adultosLas principales diferencias entre las cefaleas en adultos y en niños son la menor tendencia a la cronicidad en la infancia, así como la mayor brevedad de los episodios. Por el contrario, en los pequeños son mucho más frecuentes e intensos los síntomas vegetativos, como náuseas o vómitos.
Al menos el 10% de los niños padecen cefaleas tensionales y migrañas
Una de las mayores dificultades que entraña la cefalea en edad pediátrica es la manera de identificarla por parte de los niños, especialmente los más pequeños, para quienes no es sencillo expresar lo que sienten. En este sentido, Cancho recomienda “identificar síntomas como irritabilidad, llanto o inquietud, hiporexia (falta de apetito), sensibilidad a luz y ruidos…”.
Cuándo ir a un especialistaUna vez se identifica la cefalea, es importante que, en el caso de cefalea recurrente y sin sospecha de enfermedad grave subyacente, se acuda a un especialista, sobre todo si la calidad de vida del menor se ve afectada. Y es que, tanto la cefalea tensional como la migraña, tienen posibilidad de mejorarse tomando algunas medidas y tratamientos.
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También hay que estar atento a signos y síntomas, que pueden dar pistas de la existencia de patologías más graves. Cancho apunta las siguientes: “Que las cefaleas se asocien a vómitos persistentes matutinos; que sea evidente al final del sueño nocturno y al despertar; que aumente la intensidad con los esfuerzos; que se incremente en el tiempo; y por supuesto, que se asocie a crisis convulsivas, o a alteraciones visuales sobrevenidas”, concluye.
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