Milei ganó pero el dólar sigue sin aflojar: más vale un ‘verde’ en mano que cientos volando

En estas dos ruedas después de las elecciones no solo escaseó la oferta de dólares sino que no cedió la demanda. Ayer, en las mesas de dinero se hablaba de la notoria ausencia de los tres actores principales con un rol clave en las últimas semanas para abastecer al mercado: el Banco Central, el Tesoro de la Argentina y el Tesoro de Estados Unidos. Se suma el hecho de que unos US$ 6.000 millones provenientes de la liquidación del campo ya fueran adelantados con aquella ventana de retenciones cero durante la campaña electoral, y ahora hasta febrero esa oferta no estará.
A favor del Gobierno puede decirse que la demanda de dólares debería ceder tras el resultado del domingo. La incertidumbre electoral ya pasó. Sin embargo la presión sobre el tipo de cambio perdura, alimentada por los pesos que salen de otras canillas como de los pagos que el Tesoro argentino hará este viernes por un bono atado al dólar emitido un mes atrás por US$ 2.829 millones, en pleno pánico cambiario cuando parecía que ni la intervención del BCRA ni el anuncio de Scott Bessent para ayudar eran suficientes. Ayer fue la fecha para fijar con qué precio del dólar se pagará ese título ($ 1.470 el mayorista cerró ayer con lo cuáa serán unos $ 4 billones que el viernes podrán volver a un título o dolarizarse con lo cual el dólar quizá siga demandado).
Ayer también se supo otra novedad. El Banco Central divulgó el balance semanal al 23 de octubre donde puede observarse que los pesos vendidos al Tesoro de Estados Unidos están fuera del sistema bancario (unos US$ 1.800 millones). A cambio, nuestro Banco Central entregó una letra a Scott Bessent pero que no se sabe si está indexada por una tasa o el tipo de cambio. A esta altura, lo que sí se sabe es que Bessent dinero no perdió.
Otro motivo por el cual comentaban ayer en las mesas de dinero que el dólar no puede bajar mucho más del nivel actual, es que el riesgo país sigue siendo elevado a pesar de la fenomenal baja después del domingo. Un bono a 10 años que emite Bessent rinde alrededor de 4% anual mientras que el equivalente de Luis Caputo cerca de 10,8%, casi 700 puntos básicos que es la medida del riesgo país que mide JP Morgan.
Esto marca entonces que en la medida que ese spread disminuya, el tipo de cambio podría apreciarse como siempre ha dicho el equipo económico. Surge acá la pregunta si dejarán que eso suceda dado el caso y si los precios de los bonos siguen subiendo. Según Morningstar-Direct, los fondos estadounidenses como Pimco, Blackrock o Fidelity tienen alrededor de US$ 5.000 millones en títulos argentinos. Hoy la Argentina aparece en boca de todos y esa demanda podría crecer y más con la agenda de reformas que Javier Milei buscará implementar con la nueva composición del Congreso.
¿Dejará el Gobierno caer el tipo de cambio en un contexto así, tentándose por el ingreso de capitales y un dólar barato?
Se inicia allí un debate.
Un lado de la biblioteca sostiene que los intentos de estabilización como el que hoy atraviesa la Argentina inducen a la apreciación de la moneda, el déficit de cuenta corriente y si una crisis de confianza ocurre es como una lluvia de verano. Es algo que pasa y forma parte de los ciclos económicas. Se trata de la mirada ortodoxa del fenómeno.
La otra visión, una más heterodoxa, sostiene que el problema de la confianza es propio de la apreciación de la moneda: si el tipo de cambio se abarata los inversores dudarán de la capacidad de repago de esa economía y de un día para otro pueden huir abortando incluso el esfuerzo estabilizador.
De un lado de la biblioteca sostendrán que no hace falta acumular reservas, del segundo en cambio sí. En el primer bando podría citarse a economistas como Ramiro Castiñeira y Lucas Llach, que en las últimas horas argumentaron en X por qué comprar reservas significaría emitir pesos.
“Para comprar dólares sin inflación tiene que haber demanda de pesos y además para qué sirve acumular reservas si otro gobierno en el futuro se las gastará”, dice por su parte Castiñeira.
Trasladado el debate a nivel oficial se tiene de un lado la explicación que brindó en Washington dos semanas atrás, el presidente del Banco Central, Santiago Bausili advirtiendo sobre el impacto inflacionario de acumular reservas. Aunque dejó una puerta abierta diciendo que el exceso de pesos estaría quedando atrás.
El FMI, por su parte, es de los que está en el segundo bando. Lo dijo hace dos semanas, también en Washington, y por partida doble: a nivel general -para las economistas emergentes- y a nivel particular para Argentina. Fuentes al tanto de la negociación dicen que para el staff el actual nivel de sistema de bandas “está muerto”. Esto es porque no permite a la Argentina comprar dólares al ritmo que le permite cumplir las metas del programa. El organismo agregó que para volver al mercado la clave es acumular reservas.
Será crucial ver qué dice ahí Javier Milei. El Presidente siempre se mostró a favor de la mirada de que acumular reservas es inflacionario.
¿Hará un giro en este frente?
La expectativa de corrección cambiaria antes de las elecciones hizo que la tasa de interés sea alta y hundió la actividad. Ahora Milei busca que ese costo del dinero baje para reactivar y al mismo tiempo mostrarle al mercado que los dólares para pagar la deuda están.
Pero muchos se anticipan en la fila y por las dudas ya compran y el canuto que tienen por las dudas no lo revientan. Más vale dólar en mano que cien volando.
Clarin


%3Aformat(jpg)%3Aquality(99)%3Awatermark(f.elconfidencial.com%2Ffile%2Fbae%2Feea%2Ffde%2Fbaeeeafde1b3229287b0c008f7602058.png%2C0%2C275%2C1)%2Ff.elconfidencial.com%2Foriginal%2F15f%2F649%2Fabd%2F15f649abd416275b857dec9112b3c908.jpg&w=1280&q=100)

