El turbulento mandato de Ben Sulayem al frente de la FIA que Carlos Sainz aspira a corregir
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La entrada en liza de Carlos Sainz como candidato a la presidencia de la FIA va a provocar un auténtico seísmo en el panorama automovilístico, no solo en el terreno deportivo. Al frente de un mandato polémico y conflictivo, Mohamed Ben Sulayem podría ser el primer presidente desde los años 80 que perdiera las elecciones en el ejercicio de su cargo, en caso de prosperar la candidatura del doble campeón del mundo. Pero Ben Sulayem ha cosechado demasiados enemigos durante su polémica legislatura, especialmente en la Fórmula 1.
Si algunos rumores indican que el actual presidente no contaba con posible rivalidad para la reelección, se enfrenta a una alternativa de gran credibilidad y prestigio. Y Sainz no ha dado el paso al azar. Porque durante meses ha evaluado concienzudamente saltar al ruedo, como explicaba a El Confidencial en primicia. El español cuenta con robustos apoyos, vitales frente a un presidente en el ejercicio de su cargo.
Con su estilo de confrontación y autocrático, numerosos sectores del automovilismo consideran ya a Ben Sulayem más un estorbo que una figura de consenso y con capacidad para respuestas constructivas a los problemas que afronta el automovilismo. Como botón de muestra, el reguero de renuncias, dimisiones y despidos dentro de la FIA, que jalonan su mandato desde que llegó a la presidencia en 2021.
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Ben Sulayem ha querido defender las competencias de la FIA y reforzar las funciones que ejerce en el ámbito del automovilismo, pero su personalidad y concepción del ejercicio del poder están haciendo política de tierra quemada a su alrededor. De aquí también la petición desde sectores estratégicos del automovilismo a Sainz para que presente su candidatura.
El actual presidente empezó pronto tropezando con Liberty en su afán de defender las prerrogativas de la Federación en la Fórmula 1. Sonado fue su primer enfrentamiento con sus propietarios, cuando en enero de 2023 calificó de "oferta inflada" la valoración de la Fórmula 1 ante una supuesta tentativa de compra del fondo inversor saudí PIF, lo que le acarreó duras críticas y una carta directa de Liberty marcándole el territorio de los terrenos comerciales. Si Ben Sulayem pretendía reventar la operación o sacar los dientes con Liberty, ya se dejaba plumas en la gatera.
Los choques con Liberty han sido recurrentes. En su afán por lograr parte del pastel económico de la Fórmula 1 y la defensa de las atribuciones de la FIA, el actual presidente ha quemado su imagen en temas de menor calado, como su cruzada contra la joyería de los pilotos o sus declaraciones políticas. El asunto subió de temperatura el pasado año con las sanciones a Max Verstappen y Charles Leclerc por lenguaje inapropiado, a las que los pilotos respondieron con un durísimo comunicado contra el presidente.
Lewis Hamilton ignored Ben Sulayem, who wanted to give him a hug 👀
— La Gazzetta Ferrari (@GazzettaFerrari) April 13, 2025
"Instamos al presidente de la FIA a que también considere su propio tono y lenguaje al hablar con nuestros pilotos miembros, o incluso sobre ellos, ya sea en un foro público o en cualquier otro lugar", respondían los pilotos al unísono. "Nuestros miembros son adultos y no necesitan recibir instrucciones a través de los medios de comunicación sobre asuntos tan triviales como el uso de joyas y ropa interior".
Sin embargo, Ben Sulayem subió la apuesta, cuando en enero establecía un duro régimen de sanciones para controlar el comportamiento y lenguaje en las distintas categorías del automovilismo, con sanciones especialmente duras para los pilotos de Fórmula 1 a través de una amplia tipificación de conductas sancionables, acompañadas por elevadas multas económicas.
Una larga lista de bajasEl incendio por el lenguaje también alcanzaba al Mundial de Rallies, cuando en el Rally de Suecia el francés Adrien Fourmaux fue multado con 10.000 euros por el lenguaje usado en una entrevista de manera inocente. En el siguiente rally, el Safari de Kenia, los pilotos decidieron llevar a cabo una política de silencio. Además, decidieron crear el equivalente a la GPDA de Fórmula 1, la Word Rally Drivers Alliance (WoRDA), para sus relaciones con la FIA, algo que no había sido necesario hasta el momento.
Publicación unilateral de calendarios, oposición al número de pruebas al esprint, conflictos por la entrada del equipo Andretti… Los frentes y desencuentros han sido numerosos. Ben Sulayem tampoco ha articulado una política adecuada con los comisarios de Fórmula 1, con decisiones sin consistencia de criterio debido a su estructura de funcionamiento. Incluso estos días, Ben Sulayem ha llegado a criticar el tope presupuestario de los equipos, una de las primeras medidas articuladas por Liberty desde su llegada a la Fórmula 1.
Jean-Marie Balestre, Max Mosley e Bernie Ecclestone. #f1 Fotografia via FIA. pic.twitter.com/8UEbhupNb0
— Demetriou Neto (@NetoDemetriou) October 25, 2021
Pero si en la Fórmula 1 no encuentra oxígeno en el exterior, tampoco en el frente interno. Un presidente llega a la Federación con una lista cerrada que configura su equipo de confianza. Bien el personal ya existente o con colaboradores que han llegado con el actual presidente, se ha producido una carnicería de personal, en un goteo incesante desde que llegó a la presidencia.
La última, y de gran impacto, Robert Reid, vicepresidente deportivo de la FIA, uno de sus hombres de confianza y parte de la candidatura inicial del propio Ben Sulayem. Natalie Robyn, CEO de la FIA; Steve Nielsen, director deportivo de la Fórmula 1; Tim Goss, director técnico de Monoplazas; Paolo Basarri, Oficial de Cumplimiento de la FIA; Janette Tan, directora de Carrera de Fórmula 2; Niels Wittich, director de Carrera y sucesor de Michael Massi en la Fórmula 1... La lista es más amplia, incluyendo al responsable del área de Movilidad, Jacob Bangsgaard.
Lewis Hamilton ignored Ben Sulayem, who wanted to give him a hug 👀
— La Gazzetta Ferrari (@GazzettaFerrari) April 13, 2025
El termómetro en torno a Ben Sulayem seguía calentándose recientemente con las duras críticas de David Richards, presidente de Motorsport UK, la federación británica, y pieza de apoyo para su elección. La dimisión de Reid, cercano a Richards, disparó las críticas al presidente por su política autocrática y falta de transparencia.
"Desde hace tiempo, me preocupa la erosión de la rendición de cuentas y la buena gobernanza en la FIA. Recientemente, ha surgido un problema que me ha obligado a tomar una postura y requiere una explicación", apuntaba Richards en una dura carta a sus afiliados, que sirve para radiografiar la política del actual presidente dentro de la propia FIA.
"La gota que colmó el vaso, hace tres semanas, fue que me pidieran firmar un nuevo acuerdo de confidencialidad que consideré una 'orden de silencio'", explicaba la carta a los miembros de la institución británica, en la que desgranaba sus críticas a la gestión del actual presidente y dejaba caer un aviso: "Siendo 2025 un año electoral, es más importante que nunca recordarle a la FIA sus responsabilidades y seguir pidiéndoles cuentas en nombre del deporte y sus miembros en todo el mundo, y eso es lo que pretendo hacer".
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"También se han empleado diversas técnicas que limitan el correcto funcionamiento del Consejo Mundial del Deporte Motor, principalmente el uso del voto electrónico, que elimina la oportunidad de un debate tan necesario sobre temas clave. Los Comités de Auditoría y Ética se han visto severamente limitados y ahora carecen de autonomía respecto de la autoridad del presidente. Nuestro representante en el Reino Unido, quien cuestionó ciertos asuntos, fue destituido sumariamente junto con el presidente del Comité de Auditoría", explica Richards, una de las figuras más influyentes del automovilismo, antiguo responsable de Subaru en los tiempos de Sainz en el Mundial de Rallies. ¿Será el momento de Carlos Sainz?
El Confidencial