Le gatilló a un hombre en el pecho y a otro, en la cabeza, pero los disparos no salieron
La noche ya empezaba a darle paso al alba, pero él no quería irse. Y ya irritaba: había tomado de más, estaba descontrolado y no dejabas de molestar al personal y a los pocos clientes que quedaban en el bar Mitos, de Gaona al 4000. Pasó lo que tenía que pasar: lo echaron a la calle. Pero él, borracho como estaba, prometió volver y vengarse. Regresó con un arma cargada y solo no desató una tragedia porque los tiros no salieron. Terminó detenido por efectivos de la Comisaría Vecinal 10A de la Policía de la Ciudad.
Ahora la Justicia porteña dictó la prisión preventiva del Daniel Orihuela, un empleado gastronómico de nacionalidad peruana, de 39 años, por intentar asesinar a balazos al encargado del bar de Floresta y a otro empleado con un revólver del cual no tenía tenencia legal.
La medida fue dispuesta por el Juzgado N°18 en respuesta a la solicitud de la Unidad de Flagrancia (UFLA) Oeste, según informó el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad.
El hecho ocurrió pasadas las seis de la madrugada del domingo 4 de mayo, cuando tras una discusión con un grupo de personas en el frente de Mitos, el imputado se fue, no sin antes advertirles: “Ahora van a ver, voy a traer mi fierro y les voy a pegar un tiro en la pierna a cada uno”.
Cumplió la primera parte de la amenazas: regresó con un revólver en la mano y les dijo “¿Ahora quién es el que manda?”. Según informó el Ministerio Público de la Ciudad, “inmediatamente empujó a uno de los damnificados, sacó desde su cintura el arma, le apoyó el cañón de la misma en el pecho y gatilló, sin lograr disparar. Luego se acercó a otro de ellos, le apuntó directamente a la cabeza y volvió a gatillar, y la bala tampoco se disparó pese a estar el revólver cargado.
Ante el riesgo inminente de recibir un tiro, esos dos y otra persona que integraba la escena salieron corriendo, y el agresor los persiguió, continuó apuntándoles e intentando dispararles. Las víctimas se escondieron detrás de un tacho de basura a unas cuadras del bar; desde allí, parapetados, uno de ellos llamó al 911 en dos ocasiones.
Tras unos momentos, Orihuela volvió al bar y amenazó a los empleados de seguridad de Mitos con el revólver que llevaba. Pero al advertir las luces de un patrullero que se acercaba, intentó huir, aunque antes de deshizo del revólver, que dejó apoyado en una de las ventanas del local.
Según informaron a LA NACIÓN fuentes policiales, los oficiales requisaron al exaltado sospechoso y no le encontraron nada. Pero justo volvió el encargado, relató lo que había pasado y les mostró a los uniformados dónde había quedado el arma. En consecuencia, Orihuela fue demorado.
Luego de que el personal policial se comunicara con la Fiscalía, la Unidad de Flagrancia Oeste dispuso la detención del demorado y el secuestro del arma –un revólver Jaguar calibre .22 LR con dos balas intactas en el tambor- para la realización del peritaje y un relevamiento de cámaras y testigos de los sucesos.
Al día siguiente, tras un análisis del registro de los llamados al 911 y las declaraciones de los damnificados y testigos de la situación, la UFLA Oeste lo imputó por tentativa de homicidio doble, amenazas y portación de arma de fuego sin autorización.
Finalmente, en la audiencia con el Juzgado la UFLA solicitó la prisión preventiva mientras dure el proceso en su contra, lo cual fue aceptado y dispuesto por el juez Ricardo F. Baldomar, al considerar su situación migratoria como irregular desde 2011 y de esta manera entenderla como falta de arraigo.

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