El asesinato de Andrés Escobar: Un autogol, seis disparos

En aquel entonces, Colombia era el favorito, no tan secreto, para ganar el Mundial. Un gran equipo, liderado por el estratega Carlos Valderrama, con goles de Freddi Rincón y Adolfo Valencia. Andrés Escobar mantenía a raya la defensa. Esta generación dorada del fútbol colombiano estaba en su apogeo antes del Mundial de Estados Unidos. En el decisivo partido de clasificación contra Argentina, la vencieron 5-0 en Buenos Aires, tras haber perdido solo uno de sus 26 partidos antes del Mundial. En la década de 1990, Colombia sufrió las sangrientas batallas de los cárteles de la droga, que también controlaban el fútbol. El mecenas tanto de Nacional como de la selección nacional era Pablo Escobar, uno de los jefes del poderoso cártel de Medellín; Andrés solo compartía su nombre con él. Con su dinero, Nacional compró y mantuvo el equipo que ganó la Copa Libertadores de 1989.
El jefe quería que lo entretuvieran a cambio de su dinero, así que todo el equipo volaba cuando le apetecía. "Si Don Corleone me invita a un plato de pasta, no puedo rechazarlo", dijo una vez el entonces seleccionador nacional Francisco Maturana. Las visitas no cesaron ni siquiera cuando Pablo Escobar ya estaba detenido. René Higuita, el portero loco, fue fotografiado. Por su participación en la entrega de dinero en el caso de una mujer secuestrada por narcotraficantes, fue condenado a seis meses de prisión. Pablo Escobar murió en diciembre de 1993 bajo una lluvia de balas de una unidad de élite colombo-estadounidense. Y dentro de los cárteles y los clubes, los cargos y la influencia se redistribuían.
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